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Cuando acabamos de comer solemos darle las sobras de nuestra comida al perro.  Compartir nuestro alimento con él no es la mejor opción. Puede ser la consecuencia directa de una alimentación descompensada, sobrepeso y problemas dentales.

Los animales necesitan un aporte diario de energía, proteínas, vitaminas y minerales. En resumen, una dieta equilibrada y de calidad. Sin embargo, la cantidad y la proporción adecuados de estos elementos varía en función de la raza, de la edad, del estilo de vida o de su estado de salud. Se suelen recomendar alimentos preparados porque con ellos estamos seguros de la cantidad de nutrientes que proporcionamos a nuestro perro y además previenen el sarro de los dientes.

Para un cachorro
En la octava semana se reducirá el número de comidas a cuatro, reduciendo también la cantidad de agua en el alimento hasta dárselo seco. Por lo tanto no nos sirve hacer uso del pienso del perro adulto que ya había en casa. Tampoco podremos darle ni siquiera una chuchería, (un trozo de jamón o pan) porque dejará de querer comer su comida. Cualquier aporte alimenticio extra deberá prescribirlo el veterinario.

Este periodo coincide con el crecimiento de los dientes, por lo que es aconsejable darle algo que pueda morder para un mejor desarrollo de sus dientes. Hay que asegurarnos que disponga siempre de agua limpia y fresca, sobre todo, después de las comidas.

Para un adulto
Además de contener todos los nutrientes que necesita un perro (proteínas, aceites y grasa, carbohidratos, fibra, vitaminas, minerales y oligoelementos), debe tener un sabor que le guste al perro, de forma que comer siga siendo un placer para el animal.

También debe tenerse en cuenta su textura, de forma que sus dientes y encías estén siempre limpios y sanos, para ello, es recomendable que tenga algún objeto que pueda morder. Y por último asegurarnos que los alimentos que el animal ingiere sean tanto de origen animal como de origen vegetal, ya que ambos son indispensables.